¿Cuántas veces me puedo enamorar?

Todos queremos que nos quieran. A mí no me vengáis con chorradas de esas sobre aprender a estar con uno mismo, a no depender de nadie… El amor es lo que mueve el mundo de una o de otra manera.

Me he dado cuenta de lo difícil que es ser honesta con una misma y ser consciente de lo que una quiere o necesita. Y no, no me digáis que vosotros buscáis pareja para el tute, o compañero para el “cine de verano”…

Buscamos el amor dónde quiera que esté, a mí nadie me engaña.

Una ya no sabe si se ha vuelto demasiado exigente o si está buscado personas que simplemente no existen pese a no ser perfectas. Nos preguntamos si realmente buscamos un imposible o si nuestra oportunidad de amar y ser amados se hubiese malgastado y ya no nos quedasen “bonus” para encontrar pareja.

Viendo esta tarde una peli de esas de llorar (Mensaje en una botella) que yo ya no sé para que veo semejante cosa, luego cuando se acaba la peli tú sigues pensando que ya no existen nuevas oportunidades y de existir, la gente no las ve o no las aprovecha… Porque estas cosas sólo pasan en las pelis, esas pelis que te hacen sentir frustrada por no tener una historia de amor perfecta.

Él, que pierde a su mujer y después encuentra el amor en Teresa (la que encuentra esas cartas que él envía a su difunta esposa) dice: “Me siento afortunado de haber amado no una vez, sino dos veces en la vida…”

Y claro, yo pienso que para los demás mortales (como tú y como yo) la fortuna es amar una vez y ser correspondido ¡Ni se te ocurra aspirar a más de una oportunidad!  Porque enamorarse mil veces, sin que te quieran, de fortuna no tiene nada. Es más bien una condena ¿no?

Ahora que lo pienso  si “el cartero siempre llama dos veces” el Amor, ¿El amor cuántas veces llama a nuestra puerta?

Una de mis amigas me decía: “Yo creo que no, que todavía no estoy preparada, estoy de luto” (supongo que refiriéndose a la fase de duelo por la que una pasa)

 A lo que otra amiga respondió con una carcajada:” ¿De luto?, ¡Tú estás de alivio monada!”

Y ya para rematar de poner adjetivos a nuestros estados emocionales, un amigo nos dijo que estaba “en barbecho”.Ein? ¿Barbecho? (Período de tiempo que dejamos sin cultivar la tierra para obtener una producción mayor en la próxima cosecha….)

Él está en reposo de relaciones, en abstinencia del amor (que no de sexo imagino, pues ya sería abstenerse de demasiadas cosas) Pues vaya, aquí al estado de soltería cada uno lo llama como quiere y lo disfraza de independencia fingida o soledad buscada.

Pero de todos los estados posibles en los que puedan encontrarse los solteros el mundo, todos omitimos un adjetivo que nos define, pero que jamás utilizamos cuando de buscar compañía se trata.

“Me siento solo”.

El adjetivo “solo” es el adjetivo prohibido, nadie se siente solo y nadie quiere pareja. Por eso crecen como setas las Apps y Webs para conocer gente, buscar pareja o lo que sea.

“Yo estoy aquí por casualidad”, “A mí me descargó la App una amiga”, “Yo realmente no busco nada”…. Vamos a ver… ¡Resulta que las Apps de citas se han creado para jugar al Sudoku en línea! ¡Con lo pésima que es la Rubita en Matemáticas!

Nadie quiere pareja, ni complicarse la vida, ni nada de nada… Pero a medida que escuchas lo que tienen que contarte te das cuenta de que todos y todas buscamos finalmente encontrar esa mitad que en teoría nos falta.

Yo era capaz de ser la tía más romántica del Planeta, de decir “te quiero” todas las noches y todas las mañanas, de escribir los versos más tristes esta noche (así en plan Neruda) yo que me imaginaba envejeciendo de la mano de quién había elegido…. ¡Y mira tú…qué panorama!

Y es que viendo el percal sentimental propio y ajeno, me dio pena pensar que no sabía cuándo volvería a decir “te quiero” (incluyamos también el hecho de acostarse con alguien que te ama) Impensable ¿verdad? ¿Cuándo volveré a decir te quiero? ¿Cuándo volveré a sentirme amada?

Querer, del verbo querer con toda el alma…

Sé que va a ser tremendamente complicado volver a pronunciar esas palabras. Puede que me encapriche de aquel rubio, o que el moreno me haga reír y me sienta halagada… Pero ¿y querer?  Querer es un verbo que me queda grande… Y me parece una putada, que tenga que privarme de querer, como si ya no mereciese amar ni ser amada.

Siento que mi capacidad de amar tal como yo la conocía, tal y como a mí me gustaba, esa capacidad de enamorarte hasta las trancas… Esa capacidad se me ha vetado y lo que queda es solamente ese cariño de una noche que da calor al cuerpo, pero que hiela el alma.

“Te quiero”, me entristece pensar que estoy condenada a no pronunciar jamás esas palabras y por supuesto tampoco creo que vuelva a escucharlas (algunos me dicen que en la sección de charcutería del Mercadona puede que encuentre candidatos a quererme, entre el lomo embuchado, el pollo al ajillo y la carne picada…jajaja)

Pues sí, me preocupa pensar que mi oportunidad pasó, que no tendré otra vez un amor de los de verdad, de esos que contestan tus llamadas y tus Whatsapp (que están en línea y te contestan) de los que siempre están dispuestos a volver a verte y sólo piden lo que dan… Esos amores de los que nacen los “te quiero”… Eso ¿dónde lo hay?

Nota: Dice mi amiga que eso del amor, es pa´ los ricos, igual que los divorcios fáciles… (En fin…)