Parejas Tinder que se conocieron en París (que es más bonito)

 Miles de “Macht” abalan  Tinder, todos los solteros se conocen ahí… Pero prefieren decir que a su pareja la conocieron en París.

Los humanos somos raritos, incongruentes, algo gilipollas y fácilmente influenciables.

Podemos admitir que hemos pasado una noche loca, podemos presumir de lo mucho que ligamos los fines de semana, de lo buenorro que está el rubio de la última cita… No pasa nada, es normal. Todos conocemos Tinder  y ya sabemos cómo va.

Podemos contar que hemos copiado en un examen, que hemos mentido en el curriculum, que haces trabajos sin factura… Podemos confesar lo inconfesable, pero cuando se trata de nuestra pareja..Entonces ya, la  cosa cambia.

No es lo mismo tener un “ligue” sacado de Tinder y echarte unas risas con los amigos, que presentar  a tu familia al padre de tus futuros  hijos. No, no es lo mismo.

Lo curioso del asunto, es que nos hemos convertido en unos hipócritas que no se cortan en decir que usan la APP, pero de vez en cuando (muy de vez en cuando) salen algunas que otras parejas estables (que duran juntas más de un año…las hay) y nadie se atreve a confesar:

Lo conocí en Tinder

 

Yo no sería tampoco una excepción, porque presentar a mis padres a un tío que ha colgado su cuerpo serrano en una app, que me ha enseñado los deportes que practica  (todos los chicos Tinder son deportistas) y que me ha llevado al huerto después de unas charlas de Whatsapp… ¡Va a ser que no!

Nadie quiere reconocer que su pareja actual (tan respetable, tan majo, tan guapo…) ha salido del Tinder… ¿Por qué renegamos de Tinder si no dejamos de jugar con él?

Supongo que a nuestros honorables padres, vecinos, hijos (si se tienen) es mejor endulzarles el cuento y decirles:que nuestra nueva pareja es un “ejecutivo” de metro noventa que hemos conocido en París, durante ese viaje por una reunión de negocios (¿Y si no tienes negocios  que dices?) y que en el breve instante en que nuestras miradas se cruzaron en los Campos Elíseos, supimos que estábamos hechos el uno para el otro.

Anda que…

 Fulanito conoció a Fulanita después de 4 días de conversaciones por Tinder, que derivaron en un intercambio de números de teléfono para pasarse al Whatsapp.

Y ni que decir tiene, que mientras estos “tortolitos” se conocían,  cenaban juntos, se iban de cañas y se quitaban la ropa mutuamente… Ambos tenían otros “rollitos paralelos “a través de dicha APP.

Poco a poco fueron renunciando al “poli amor” y se centraron en establecer una relación convencional.Pasaron las semanas, los meses y hasta llegaron a conocer a amigos y familiares. Se convirtieron en una relación formal (y normal) de  esas que podrías tener con algún chico que te pudiesen presentar.

La gran diferencia es que ninguno de los dos se atrevió a confesar: Nos hemos conocido en Tinder.

¡Que va!… Aquí todos somos amigos de un amigo, o amiga de una amiga… ¿Será verdad?

Hay que reconocer  la mala fama de Tinder en el momento actual… ¡¡Siempre ha habido clases!!

Conocerse en las “quedadas de Meetic”, en los cursos de cocina de Meetic, o en EDARLING (PARA SOLTEROS EXIGENTES) que yo siempre pienso: ¿Y los que no estamos metidos en eDarling, se supone que No exigimos?

En fin, que todos hemos
probado Tinder, (al menos alguna vez… ¿no?) pero nadie reconoce haberse enamorado.

Dicen  que no hay nada bueno en esa App, pero sigue teniendo millones de usuarios… Y permitidme que os aclare una cosa:

Cuando tienes más de 40 años, no puedes fingir que todos tus ligues son amigas de tu hermana (y menos aún si eres hijo único) o compañeras de trabajo. No se puede porque todos sabemos que las reglas del juego han cambiado y las relaciones de hoy en día empiezan con un móvil de por medio.

Admítelo, París siempre es más bonito que un bar de “mala muerte” en tu barrio.París tiene glamour, es más romántic

o. Y Tinder, como dirían nuestros padres: ¡Es un invento del Demonio!

¿Quién puede enamorarse a través de una App condenada a ser un “Tablón de Anuncios” de sexo sin compromiso?

Pues eso, que yo cuando tenga un novio, diré que lo conocí en París… (Practicando “francés” a la luz de la luna  y sentada  a orillas del Sena, me declaró su amor “forever”)

Ay Madre…¡Que hipócritas somos todos…! Tenemos el valor tomar algo con un desconocido, pero no tenemos valor para decir dónde lo hemos conocido.

Seamos sinceros: No fue en París, ni en el pasillo del Mercadona, ni en un paso de peatones…

A   tu pareja ¡La has conocido en Tinder! (y lo sabes).